«Ser profesora de Gastronomía lo es todo para mi»

Berta Roca Jiménez

Profesora de historia de la gastronomía en la Escuela Superior de Hostelería de Barcelona (ESHOB), exalumna de sala y cocina de este mismo colegio cuando estaba ubicado en la calle Muntaner con Aragó y licenciada en historia por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Padece un cáncer de pulmón de estadio 4. Es una amante de la literatura, la enseñanza y por encima de todo, de la vida. Nos reunimos para hablar sobre su vida y su enfermedad, y a pesar de su situación actual, se mostró muy abierta en sus explicaciones. Noté mucha confianza durante la conversación e incluso en un momento dado, no pudo evitar emocionarse. Su percepción de la vida gracias a sus experiencias me ha dejado fascinado, en mi opinión, es una persona digna de admirar.

Nos citamos en la sala de profesores de la Escuela Superior de Hostelería de Barcelona, me recibió cargada con una maleta llena de libros de historia y una sonrisa sincera. Nos dirigimos al aula 07 donde tendría lugar la entrevista.

 

¿Por qué decidiste estudiar hostelería?

Básicamente porque cuando estaba en C.O.U. no tenía claro qué quería hacer en la Universidad, así que opté por el negocio familiar y comencé a estudiar sala y posteriormente cocina.

¿Qué hiciste cuando finalizaste tus estudios de hostelería?

Después de terminar los estudios estuve trabajando en el catering familiar durante muchos años. Más tarde, decidí estudiar una carrera de historia en la Universidad Autónoma de Barcelona, ya que en casa siempre hemos estado interesados en el tema. Fue entonces cuando empezó mi pasión por la arqueología, en parte, gracias a que hubo, hace años, un espacio de TV3 que siempre emitía documentales históricos de la BBC.

Entonces, ¿podríamos decir que la arqueología fue una afición para ti?

No del todo. Siempre he definido mi vocación laboral como arqueóloga hostelera.

¿Hostelera?

Sí, me explico. Con 35 años empecé a trabajar como arqueóloga, pero de donde realmente obtenía los ingresos económicos era del catering en el que trabajaba.

¿Cómo llegó a ser profesora de historia de la gastronomía?

Básicamente, me decanté por esa opción gracias a dos profesoras que me sirvieron como referentes. Una fue Conchita Altariva, mi profesora de historia de la E.G.B y bachillerato, y la otra Isabel Lugo, profesora de historia de la alimentación en la escuela de hostelería. De manera autónoma empecé a leer libros de historia gastronómica para mi formación y aprendizaje, aunque fue difícil compaginarlo con el trabajo. Finalmente, por una cuestión de suerte obtuve el puesto de profesora que tengo hoy por hoy.

¿Qué significado tiene para ti ser profesora de historia de la gastronomía?

Es mi pasión, hace que pierda el tiempo y el espacio de vista. Cuando doy clase soy completamente feliz, hace que me olvide de todos mis problemas, me podría pasar horas y horas. Ahora mismo, con el cáncer que padezco, es un punto verde en mi vida, es para mí un tesoro y una gran satisfacción.

¿Qué tipo de cáncer padeces?

Padezco un cáncer de pulmón en estadio 4 metástasis en los ganglios. El cáncer tiene 4 estadios de desarrollo, yo tengo el último. Llegados a este punto, lo que suelen decir los médicos es que no hay nada que hacer, solo dependo de mi misma y de lo que aguante. En este momento busco un milagro, lo necesito. Pero mi principal preocupación ahora mismo es si el año que viene estaré lo suficientemente sana como para seguir dando clases.

¿Cuáles son tus aficiones hoy por hoy?

Siempre me ha gustado ir en bicicleta y aunque no tenga tanta resistencia, sigo practicando este deporte con una bicicleta eléctrica. También soy una gran seguidora del F.C.Barcelona. Es una pasión para mí, me encanta ir a verlo al Camp Nou y si pudiera me encantaría seguirlo a cada partido.

¿Fue difícil para ti compaginar la vida familiar con la vida laboral en hostelería?

Fue muy difícil, siendo autónoma y empresaria no tenía tiempo para nada. Mi padre siempre me decía que cuando llevas un negocio debes ser el primero en entrar y el último en salir. Por eso mis amigos siempre se han quejado de mi agenda y ahora estoy intentando recuperar el tiempo libre perdido.

¿Has cambiado tu forma de pensar en los últimos años?

Hace tres años, antes del cáncer de pecho que padecí, la vida era trabajo y solamente trabajo, ahora el tiempo es solo para mí, he aprendido a tener mucha más paciencia y calma. Ahora, siento que me trato a mí misma con más dulzura. Aprecio mucho más cada detalle de mi vida como poder ver el mar o el sol cuando amanece. Todo esto, son cosas que siempre han estado allí pero siempre he estado de espalda a ellas. Doy gracias por poder dar cada jueves 8 horas de clase sin un pulmón y con cáncer en el otro, para mi es una gran fortuna.

¿Te hubiese gustado hacer alguna cosa diferente ahora mismo?

¿Y que no he hecho? Si. Me habría encantado poder jugar un partido de baloncesto. Me encantaría saber que es la vida con dos pulmones, poder coger la bicicleta, subirme la avenida Pedralbes hasta el paseo de la Bonanova, o poder subir el Montseny sin saber lo que es estar cansada y ahogada.

¿En cierto modo,  puede decirte que la enfermedad te ha hecho feliz?

Si, muy feliz, sobretodo la enfermedad que padezco ahora. Cuando tuve el cáncer de pecho estuve muy mal y pasé por dos depresiones, recuerdo haber estado muy triste durante esa época. Aceptar ese cáncer me llevo más de un año y medio, en cambio, solo tardé un mes y pocos días en aceptar que me estaba muriendo.  Desde entonces fui la persona más feliz del mundo. Soy feliz porque este cáncer de pulmón estadio 4 metastisis en los ganglios, ha hecho que me enamore de la vida y que la ame con locura, y esto es una gran victoria para mí.

Deja un comentario